(San Juan – Enviado especial) Un análisis de cinco aspectos positivos y otros cinco negativos para evaluar al Millonario de cara a la trilogía de superclásicos frente a Boca.
Hay un River diferente. No exhibe la misma solidez que en el 2014, pero aun así continúa siendo un equipo duro, confiable. Amén de la caída de anoche frente a Huracán, apenas la cuarta en 51 partidos oficiales desde la asunción de Marcelo Gallardo, el conjunto reúne características para depositarle un voto de confianza en la Copa Libertadores. Sin el juego desarrollado durante el semestre pasado, pese a que en las últimas semanas hubo una mejoría notoria, especialmente gracias al crecimiento de ciertos rendimientos individuales como el de Rodrigo Mora más la maduración futbolística de Sebastián Driussi y Augusto Solari, el Millonario posee herramientas de temer. Aunque, lógicamente, deberá fortalecerse para potenciar virtudes y maquillar defectos.
+ El debe de River
1-La ineficacia: le cuesta mucho ser contundente en los metros finales. Eso lo paga caro porque le permite a los rivales siempre estar a tiro del empate en una acción aislada o incluso ganar con poco, como Huracán lo hizo anoche.
2-Oponentes certeros: a River no le llegan demasiado. Sigue siendo un equipo protagonista. Pero ahora queda expuesto porque las equivocaciones las paga caro. Tampoco hay una tarea colectiva tan aceitada con relación al 2014.
3-Los flojos desempeños individuales: en general, varios jugadores se encuentran por debajo del nivel exhibido el año pasado. Desde Leonardo Pisculichi hasta Teófilo Gutiérrez, pasando por Gabriel Mercado -lesionado-, Leonel Vangioni Ramiro Funes Mori e incluso un irregular Matías Kranevitter.
4-Lesionados: este punto tampoco resulta menor. Es que más allá del crecimiento notable del recambio, Gallardo sufre permanentemente las bajas circunstanciales por lesiones musculares e incluso algunas prolongadas. Eso le resta variantes para distribuir mejor las cargas físicas y potenciar la competencia interna.
5-La pelota parada: River perdió bastante terreno en este recurso. Dejó de ser un arma preocupante para los rivales. Entre la merma de Pisculichi, el cuidado de los adversarios y cierto déficit de los principales cabeceadores, el éxito ya no es tan frecuente luego de las ejecuciones.
+ El haber de River
1-Difícil de vencer: más allá del traspié en San Juan, Gallardo apenas cayó en 4 de sus 51 partidos oficiales como DT de River. Incluso, sumando la recta final del ciclo de Ramón Díaz, hubo justamente 4 derrotas en los 59 encuentros formales en lo inmediato. En una serie mano a mano, es un dato tan significativo como alentador.
2-Diversidad goleadora: 12 jugadores distintos marcaron al menos un tanto oficial en este 2015. Eso implica un valor agregado porque cualquiera puede sorprender. Representa un motivo de preocupación para el oponente de turno.
3-Recambio en alza: Augusto Solari, Emanuel Mammana, Sebastián Driussi, Leonardo Ponzio -casi recuperado de un desgarro- e incluso Lucas Boyé exhibieron desempeños interesantes. Por lo tanto, Gallardo ahora cuenta con un plantel más confiable a la hora de rotar. Sirve para lo que viene. ¿Habrá mix en La Boca?
4-Adaptación táctica: el 4-3-1-2 del 2014 quedó sepultado como esquema de memoria. El Muñeco halló otras formaciones. Desde el 4-4-2 que muta en un 4-3-3 hasta un 3-4-3 muy versátil. Eso implica evitar que los demás equipos le encuentren la vuelta fácilmente a River.
5-Mentalidad ganadora: pese a las dificultades enumeradas, River tiene un plantel preparado para los compromisos complicados. Entre la Sudamericana pasada y la Recopa, ganó sus seis series a ida y vuelta. Puede perder como anoche, pero con una revancha parece difícil que se vea superado.
+ VIDEO: 2014, un año donde mandó River