Marcelo Gallardo celebra cuatro años como técnico de River. Llegó tras haber tenido una única experiencia al frente de un equipo en Nacional de Uruguay, y en La Banda supo ser quien es hoy: un gran estratega y la bandera de un equipo que lo tiene como referente.
Llegó a mediados de 2014 con la vara muy alta. Agarró un equipo que venía de ser campeón en el fútbol argentino de la mano de Ramón. Y él, con el temperamento que lo caracterizó siempre en su etapa como futbolista, supo elevar aún más esa vara que ahora parece estar por las nubes. Es que Marcelo Gallardo se metió en la historia grande de River tras lograr más de la mitad de los títulos internacionales que tiene La Banda en sus 117 años de vida.
Con sus planteos tácticos supo ganarse el respeto de los rivales, y ni que hablar de los riverplatenses. El Muñeco siempre fue uno de los más mimados por la hinchada del Millo, pero en esta nueva etapa se ha inmortalizado como un ídolo indiscutido. Y ha adquirido su nuevo apodo, de la mano de Lito Costa Febre: Napoleón.
Chiquitito y estratega, Gallardo supo enfrentar adversidades en muchísimos partidos que terminó levantándolos con sus cambios tácticos. Muchas veces las soluciones provinieron del banco de los suplentes, y eso no es casualidad.
Sabe leer cada partido, cada momento, cada rival, cada jugador. Como cuando era jugador, tiene una visión del juego superior a la de la mayoría de los técnicos y eso es lo que lo hace diferente. Eso es lo que lo llevó a ganar ocho trofeos en estos cuatro años que lleva al frente de primer equipo de River. Eso es Napoleón. ¡Salud!
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