Sumergidos en la vorágine mundialista, los argentinos estamos atravesando días en donde las emociones hacia nuestros futbolistas se disparan entre el amor y el odio. Críticas, agradecimientos, perdones, puteadas. Caos. Pero entre todo este cúmulo de bipolaridades que nos define de pies a cabeza, mucho se ha hablado acerca de “la vida fácil” que tienen los jugadores. Este concepto, algo fogoneado por los medios de comunicación y sustentado en realidades económicas innegables, permitió que en estos días, también, aparecieran pequeñas historias que volvieron a enamorar a más de uno.
El Chori se le animó a la reflexión que le propusimos: ¿Guarda reproches hacia su profesión?. “Aquel que piense que la vida de un jugador de fútbol es fácil, es porque no estuvo cerca de uno. Pero cerca de verdad, no esos amigos que aparecen por un rato”, sostiene, quien hoy acompaña a sus hijos en ese trayecto, que el tanto conoce, de “poder llegar a primera”.
-¿Qué tiene de distinto el hincha de River?
-Es muy difícil comparar al hincha de River con otros hinchas, para mí no se puede comparar. Definitivamente, no tiene comparación, estamos hablando de una de las potencias de clubes más grandes del mundo. Es imposible que se asemeje a otro, lo que genera River es muy fuerte. La gente me ha agradecido muchísimo el haber estado cuando tenía que estar y yo les agradezco todo ese cariño que recibo. Tanto cuando estoy en Argentina como cuando estoy acá en España y me mandan mensajes. Es un agradecimiento mutuo.
-¿Es injusto pensar que un futbolista tiene la vida fácil?
-Cada uno tiene su opinión y su experiencia. En mi caso me ha tocado atravesar distintos tipos de emociones por el hecho de haberme ido tan joven a Rusia, el haber estado en lugares que hoy, quizas, cuando muchos vayan al Mundial dirán ‘uy, que bueno que está’. Calculá que me fui hace 14 años atrás y eso recién se abría al mundo del fútbol. Yo no me voy a quejar ni me quejo, pero creo que aquel que piense que la vida de un jugador de fútbol es fácil, es porque no estuvo cerca de un futbolista. Pero cerca en el buen sentido, no esos amigos que aparecen porque aparecen, por la fama o por lo que sea. Muchas de las familias de los jugadores explican y van a coincidir en lo mismo, no es algo fácil. Hoy gracias a Dios tengo a mis hijos, a quienes les gusta el fútbol, y la verdad es que no me importa si ganan o pierden, solo me importa si se divierten. Tienen esa ilusión de poder llegar y van a tener que aprender que no es fácil.
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-¿Tenés reproches para con tu profesión?
-Al final, con el tiempo, yo no sé si la gente te olvida o no de vos. Lo que sí puedo decir es que hay muchas cosas que hay que aprender a aceptarlas como vienen, vas a tener miles de caídas y vas a tener que levantarte. Esa dinámica o presión del ‘tener que seguir’, que solo la gente que está a tu lado puede entenderlo. Pero tengo cero reproches para con el fútbol, me considero un privilegiado por poder hacer lo que me gusta. Y termino el concepto con algo que digo siempre: todos, pero todos los trabajos, sea el que sea, tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. No creo que exista un trabajo que solo sea disfrutar y pasarla bien. Por eso valoro todos los trabajos de la misma manera.
-¿Y ya empezás a pensar qué vas a hacer cuando dejes de jugar?
-Todavía no he pensado mucho en qué haré después del retiro, si bien debería, ja. Tengo algunas ideas que están ligadas al fútbol, ¡es lo que hicimos toda la vida! Fernando Cavenaghi es un tipo muy emprendedor y tenemos una gran relación, yo tampoco me quedo, así que si surgiera algo para trabajar juntos lo charlaremos y veremos qué es lo que queremos hacer.
-¿Qué balance hacés de tus años en esta profesión?
-Es difícil hablar de mí, pero sí puedo decir que estoy orgulloso. Fue un camino a base de mucho sacrificio, entrega, mucha dedicación. Sinceramente, no tengo nada que reprocharme, quizás si me quedan algunas cositas que no se me pudieron cumplir, como llegar a estar en la Selección Mayor, pero son situaciones que a veces se dan y a veces no. Siempre trabajé para poder conseguirlo, pero por algo Dios no quiso que me tocara, ese es mi pensamiento. Estoy contento por la carrera que fui recorriendo.
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