“Fue Almeyda contra el mundo”, escribe un lector en el foro. “Pensar que bancamos a Ahumada tres años”, me dice un plateísta. “¿Dónde están los periodistas que se mofaban por su edad? Escuchó otra voz cuando bajo las escaleras. Me resuenan los aplausos del primer tiempo y el grito de “Pelado, Pelado” que baja de todo el estadio.
Almeyda se puso el equipo al hombro como en sus mejores épocas. A mi juicio, es justo reconocer que el medio estuvo mejor parado que otras veces. Sin deslumbrar ni mucho menos, tanto Galmarini como Archubi cumplieron tácticamente. Claro, que con la pelota en los pies es otro el cantar. De todos modos, River tuvo momentos de solidez y en los primeros treinta del segundo tiempo produjo lo mejor, cuando los enanos se juntaron con Bou (sólo falló en la definición) y jugaron con una velocidad y precisión hace ratos ausente.
Pero volvamos al tandilense. Matías Coraje. Firme para cerrar atrás cuando Ferrari se iba de volante y él, que entiende todo lo que tiene que ver con los relevos, lo cubría. Seguro con la pelota. Asombrosa diferencia con los últimos 5 que pasaron por River. ¡Al fin uno que te la da redonda!
Tiene juego ancho y vertical. En el segundo tiempo se animó en una que le pegó desde fuera del área, casi una fotocopia de aquel golazo a la “U” de Chile en las semifinales que ganamos en el 96. Volvió el Pelado, con todas sus ganas…y aunque haya dicho que estamos para pelear en mitad de tabla, por lo que pone, transpira y juega, ni el mismo se lo cree. Fue figura.
Imagen: La Página Millonaria.