River tuvo un desempeño flojo y lo pagó caro, debido a que Cruzeiro logró aprovechar una de sus chances para ganarle 1-0. Dentro de cinco días, el Millonario tendrá que ganar sí o sí en Belo Horizonte para forzar, como mínimo, la definición por penales.

“No podemos jugar peor que este partido”. Autocrítico, sin vueltas. Marcelo Gallardo fue contundente durante la conferencia de prensa. No evadió el funcionamiento deficiente en lo futbolístico. Aunque confía en dar vuelta la historia. De eso se trata el asunto ahora para El Más Grande: debe hacer historia porque nunca venció como visitante a Cruzeiro, una suerte de bestia negra, teniendo en cuenta que logró su quinto triunfo al hilo frente a La Banda.

De ninguna manera es imposible la misión. Sin ir más lejos, aun con un nivel irregular y por momentos muy pobre, River no mereció perder. Tal vez el principal problema que halló fue el acertijo táctico del equipo de Belo Horizonte. Presionó al principio, luego dejó jugar para apostar al contragolpe y en el segundo tiempo, cuando Marquinhos marcó el único tanto, se animó a cambiar golpe por golpe. Eso desconcertó a los dirigidos por el Muñeco.

River atravesó distintas etapas durante la noche. Tardó en acomodarse en el inicio, producto de la intensidad física de Cruzeiro, dueño de la mayoría de los rebotes. Una vez que los volantes hicieron pie, el Millonario asumió el protagonismo. Si bien concedió espacios atrás, abrió la cancha. Carlos Sánchez y Gonzalo Martínez fueron profundos, mientras que Rodrigo Mora y Teófilo Gutiérrez se acoplaron al circuito ofensivo. Hubo posibilidades para ponerse en ventaja. Sin embargo, Fábio se mostró bastante seguridad para anticiparse a dos definiciones de peligro.

La imagen del primer tiempo dejó las esperanzas intactas para la otra mitad. Pero River perdió la iniciativa. Quedó compartida. Incluso, Leonel Vangioni, sobre la línea y con el perfil menos apto, impidió la apertura del marcador por parte de Willian. Como réplica, los cambios de Gallardo aportaron pinceladas interesante. Pero ninguna alcanzó para sacar diferencia ni, posteriormente, conseguir una igualdad que a esa altura era bienvenida.

El conjunto de Núñez tiene una sequía preocupante en sus delanteros. Y, se sabe, si los goles no se pueden hacer en el arco de enfrente, se sufren en el propio. Eso sucedió. Entonces, el Millonario cayó como local y debe ganar sí o sí en Brasil para ir a la definición por penales (1-0) o aprovechar el gol de visitante (2-1, 3-2, por ejemplo). Este plantel conoce lo que es cortar rachas -pregunten en las inmediaciones del Riachuelo-, así que a sostener la ilusión en la Copa Libertadores.

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