Desde la lesión de Mora hasta el gol insólito que nos metió ni más ni menos que Nico Domingo hemos sufrido un cúmulo de golpes y desgracias de las cuales todavía no nos pudimos recuperar. Seguimos en shock por tantos cachetazos juntos. Hubo muchos factores externos que nos llevaron a esto, queda claro, pero también es sana la autocrítica y hacerse cargo de los errores propios. Por primera vez en el ciclo del Muñeco siento que hay que resetear a fondo. Barajar y empezar de cero. Encontrar un nuevo norte. Reestructurarnos en serio como plantel competitivo de cara al 2018.
A fines del 2013 pasó algo similar. River perdía partidos insólitos, y la gran mayoría de los refuerzos desperdiciaban cada oportunidad cuando les tocaba jugar. El primer gran cambio positivo para el futuro se dio con la salida de Pasarella y el regreso de Cavenaghi. Luego llegó la limpieza clave de jugadores mediocres que hizo Ramón en la pretemporada previa a conseguir el campeonato, y el hecho de que pudo armar el equipo priorizando la solidez defensiva y apoyado en un arquero ideal como Barovero. Finalmente cuando llegó Gallardo a mitad de año hizo los últimos retoques necesarios con los regresos de Sánchez y Mora, más la llegada de Pisculichi, para terminar de darle a River un vuelo futbolístico inolvidable. Fue un trabajo en conjunto, pero donde todo comenzó con la idea clara de saber que todo gran equipo se gesta desde una columna vertebral con jerarquía, y desde un recambio a la altura en esos puestos puntuales.
Hoy River no tiene un arquero sobrio ni confiable. Tampoco gente de experiencia y jerarquía para suplantar a Maidana o Ponzio cuando haga falta, sabiendo que por la edad ambos no podrán estar siempre cuando se juegan partidos muy seguidos. Y para colmo de males competimos en el semestre más importante del 2017 sin un nueve que acompañe a un Scocco brillante, que se la bancó fenomenalmente solito allá arriba. Alario, los dopings y las lesiones nos liquidaron, sí, pero también hubo malas decisiones, como haber confiado en la recuperación de Lollo y Larrondo sin creer en otro plan, o negarle la posibilidad de que vuelvan monstruos como Vangioni o Teo cuando estaban al alcance de la mano.
Después de ganar la Libertadores creo que en cada semestre que pasó terminamos extrañando a más jugadores que se fueron en comparación de poder disfrutar a la mayoría de los que llegaron para reemplazarlos. Y también siento que hubo demasiados altibajos en el rendimiento futbolístico luego de aquel 3-0 a Tigres, salvo un muy buen pasaje que hubo entre marzo y junio de este año donde el equipo jugó bárbaro. Por eso creo que la rueda no puede seguir girando de esta manera tan irregular. Para llegar a ese 2015 de gloria máxima tuvo que existir un 2014 de decisiones fuertes e incorporaciones que realmente marcaron la diferencia, y eso es lo que necesitamos. Que el 2018 cumpla la misma función que el 2014. Y que quede claro que no hablo de resultados (que ojalá se repitan como en aquel año), sino en la idea madre a la hora de la conformación del grupo.
Con la columna bien armada, el resto del equipo se encontrará solo y funcionará casi por inercia, porque hay grandes líderes y tipos jovenes con buenas condiciones para romperla. Jony, Leo, Enzo, Mora y Scocco marcarán el camino. Pinola y Rojas también si levantan el nivel. Montiel, Quarta, Palacios y Saracchi ya demostraron que pueden rendir pese a su juventud. De La Cruz y Borré merecen paciencia. Pity y Nacho son grandes complementos que necesitan regularidad. Y el resto (salvo los pibes que jugaron poco) para mí no están a la altura y merecen otros rumbos.
Lo mejor que nos podía pasar era que siga el Muñeco con nosotros, pero con eso solo no nos va a alcanzar para volver a la gloria máxima nuevamente. Espero que el presidente que en diciembre continúe si le toca a D’Onofrio, o al nuevo si asume otro, reconozca que necesitamos un plantel de 20 titulares en serio, más el acompañamiento de los pibes. Y que entienda además que River, que siempre está por encima de cualquier nombre, también es el más grande gracias a los jugadores que nos hicieron llegar a la gloria máxima y dejaron la vida por nuestros colores.
+ D’ONOFRIO: “Vamos a pelear el campeonato”.