Pese a no haber surgido en River, con el tiempo los hinchas lo adoptaron como si fuese de la casa. Se trata de Sergio Berti, un volante de época, de esos que luego sirven de referencia en un puesto. La Bruja habló en exclusiva con La Página Millonaria, en una entrevista imperdible donde no quedó tema sin tocar.
En 1990, un todavía joven Sergio Berti llegó al Más Grande desde la vereda de enfrente: Boca. Algo que si bien contaba con antecedentes, no era habitual. Terminó jugando 169 partidos en el Millonario, distribuidos entre tres etapas durante esa misma década.
Cómo se dio su llegada al club, un repaso por lo mejor de sus años en River y los equipos que integró, su conflicto con Ramón Díaz, su fuerte carácter, su relación con Marcelo Gallardo y su resentido físico desde su retiro, algunos de los temas que tocó en una gran charla futbolera con Nicolás Distasio.
Sergio Berti, en exclusiva
-¿Te acordás la primera vez que apareció en tu vida, ya profesional, por supuesto, la palabra River? Cuando te dijeron: “Te quiere River”.
–Sí. En realidad yo, bueno, me estaba yendo, me había ido a mi pueblo porque me habían recomendado que me fuera porque había tenido un entredicho en el club anterior, Boca, y la recomendación es: “Andate hasta que te digamos qué tenés que hacer”. Entonces fueron dos o tres meses difíciles y recuerdo que me llamaron y me dijeron: “Bueno, andá, tenés que ir a hablar con Heller y decirle que te querés ir a tu pueblo y seguramente te va a decir que no, que tenés que volver y decirle que le comprás el pase”. Y así sucedió.
Hubo gente que fue la que me asesoró en ese momento, porque estaba Mascardi, que me quería comprar, Menotti me había recomendado a Passarella. En esos meses, creo que en marzo no vine a entrenar, sino que me vine a una reunión acá a un bar, en el boulevard en la rotonda, yo estaba sentado ahí adentro con mi camperita de jean, mis zapatillas de lona, pelo largo y para en la puerta un auto alemán de dos puertas. Se baja un señor de traje y yo digo: “Bueno, ¿qué hago? Me escondo abajo de la mesa o lo afronto”.
Y ahí se me sentó, estamos hablando de Daniel Passarella y me dijo: “Vos sos el jugador que yo necesito”. Si me animaba a jugar en River y mi respuesta fue: “¿Cuándo empiezo?”.Y al otro día empecé a entrenar, esos meses que no podía jugar, porque estamos hablando de marzo y el campeonato recién empezaba en junio. Muchos también confunden que hubo un intercambio entre Batistuta y yo, y realmente no fue así, porque yo compartí seis meses de River con Batistuta. Y bueno, así empezó mi camino vistiendo la gloriosa banda.
-¿Podrías decir que te escapaste de Boca para jugar en River?
-Podría ser así. Yo ahí no me iba a quedar y bueno, surgió esta posibilidad, obviamente asesorado y no era un paso fácil de dar.
-¿Y te costó el arranque?
-Yo tuve esos tres meses que no jugaba pero hacíamos amistosos y jugaba en el equipo titular. Y siempre hacía goles y eso hizo también que fuera más fácil el momento de cuando me tocó ya oficialmente debutar que la cosa sea más más fácil para mí. Debuto en Montevideo contra Nacional, contra Defensor Sporting. Hago el gol de la victoria, pero a la vuelta fui un desastre. Entonces, era mi primera imagen en el Monumental. Fue lo primero que vio la gente.
-En esa época, sin redes sociales, sin tanta exposición, sin canales de deporte, era mucho más tranquilo todo el ambiente, pero cuando apareciste con la camiseta de River, ¿cuál fue la reacción de tu anterior club?
-No, no sabían el motivo por el cual yo me había ido. Creo que hubo gente que pidió explicaciones, creo que Rattín fue uno de ellos que pidió ver por qué yo me había ido, pero no mucho más. O sea, obviamente siempre me han insultado, ¿no?
-Y el jugador que llega de Boca, ¿le pesa también con la gente? ¿El hincha de River lo mira distinto?
-Y lo que pasa que yo también era muy chico, tenía 20 años cuando vengo, no era un jugador consagrado. Lo que sí, bueno, recuerdo que los primeros partidos por ahí se había interpretado como que lo habían echado al Negro Enrique que era un jugador importante en la historia de del club para para que juegue yo, entonces era como que los cánticos eran ‘echaron al Negro Enrique para traer un bostero’ Después, bueno, fui revirtiendo.
-Hoy cuando ves alguna foto tuya con la camiseta de Boca, ¿te reconocés?
-Es que no hay. No puede ser, sí. No hay, sí, hay una, creo que que estoy ahí en el alambrado, pero eran los inicios, aparte yo conté cómo fueron los inicios. Mi paso, o sea, yo tendría que haber jugado en independiente. Y Pastoriza había arreglado en Boca y me lleva para allá, o sea, es una casualidad que haya caído ahí.
-¿Había una situación tuya también con esto del temperamento, del carácter? Se hablaron muchas historias tuyas, como jugador, en algún momento cuando te toca volver en el 93′, conviviste con dos o tres rojas medio seguido y se hablaba un poco de de tu carácter, tu temperamento…
-No me podía controlar, era mi forma… o sea, me calentaba rápido. Los fallos me molestaban mucho. Y ciertas injusticias, pero yo por ahí reaccionaba o insultaba o y bueno, las rojas mías creo que por haber pegado una patada fue esa de Cabañas y después otra que fue en la final de San Pablo, que casi me muero, porque si perdíamos ahí… Pero después me habían expulsado por insultar, no por otra cosa.
-¿Estás para jugar o no jugás más?
-No, no. No puedo. No tengo rodilla y no tengo cartílago, prácticamente es hueso con hueso, es muy doloroso. Sinceramente de pedo camino. La paso mal en serio. Camino con mucho dolor y bueno, habrá que pensar a futuro no muy lejano, viste que ahora la ciencia puede hacer un cambio y poner rodilla nueva y ahí bueno, vemos.
-¿Y eso es porque a ustedes no los cuidaban cuando jugaban al fútbol?
-Es el desgaste, vos estás en una actividad que está en pleno impacto permanentemente, fortalecimiento, cosas que después cuando dejás y perdés la musculatura te pasa factura porque estás todo desgastado. Las rodillas de los exjugadores son rodillas de personas de 80 años. No sé si a todos les pasa lo mismo, pero por ahí con él que hablo sí le ha dejado secuelas.
