Adentro de la cancha, River cumplió, cortó su mala racha y se impuso por 1 a 0 frente a Racing gracias al gol de Maxi Salas. Afuera, el Millonario ganó en las tribunas, tanto antes, durante como después del partido. A puro color, los riverplatenses coparon rosario, trasladaron su fiesta al Gigante de Arroyito y ridiculizaron a los hinchas de la Academia.

Desde temprano, Rosario fue una marea blanca y roja. River ya había agotado todas sus ubicaciones desde el día en el que se pusieron a la venta las entradas, mientras que el público de Racing no pudo agotarlas, dejando claros en sus sectores, donde también llegó a ubicarse gente del Millo que no había conseguido entradas en la primera y única tanda. Y el aliento no se hizo esperar. Acorde a un clásico que venía caliente por las situaciones de Salas, Marcos Acuña y las declaraciones cruzadas de hinchas y dirigentes durante los últimos meses, toda la previa fue de River. Ante la mirada desconcertada de los hinchas albicelestes, la gente del Más Grande puso la fiesta tanto en la popular como en la platea. Realmente no hubo equivalencias. El Monumental trasladado a Rosario, y más aún cuando la pelota se puso en juego. El aliento fue incesante desde el minuto uno; en frente, en cambio, los de Racing se mostraban bastante resignados, apenas con sinfonías de trompetas que no lograban neutralizar a un River comandado por Los Borrachos del Tablón.

La fiesta en Rosario la puso River.

Racing recién encontró algo de aire en el segundo tiempo, cuando encendieron bengalas, las lanzaron irresponsablemente al sector inferior y lograron detener el partido para ganar protagonismo. Y eso fue toda la “fiesta académica” que hoy algunos medios resaltan en redes sociales. La realidad es que fue apenas un chispazo que no se equipara al empuje constante, incesante, que bajaba del sector Millonario.

El clásico “duelo de hinchadas” no llegó a ser tal. Mientras Racing quemó sus 10 minutos de fama con cartuchos de pirotecnia, River se impuso ampliamente en los 90 minutos. Casi un calco de lo que venía sucediendo en los últimos años cuando se jugaba en el Monumental, en el Cilindro o en Mar del Plata, antes de arruinarse el folklore con la inhabilitación del público visitante.

Anoche, River pasó a semifinales de la Copa Argentina y su gente sacó chapa en las tribunas, mostrando que la paternidad no es solo en el verde césped. La única verdad es la realidad.

La fiesta de River en Rosario

Horas antes del partido, los riverplatenses tiñeron las calles de la Cina de la Bandera de blanco y rojo. Miles de hinchas coparon la ciudad, tal como sucede en todos los rincones del país. Antes de que se abrieran las puertas del estadio, los hinchas se reunieron y, a puro bombo, trapo, color y canto, hicieron que Rosario se convirtiera en Núñez durante la jornada del jueves.

Una vez adentro del Gigante de Arroyito, la parcialidad del Millonario continuó con lo que venía sucediendo en las calles. Con Los Borrachos del Tablón como protagonistas, River copó el estadio de Rosario Central y se hizo sentir local en todo momento. Desde la previa, los hinchas alentaron sin cesar.

Tras un recibimiento espectacular con tirantes, trapos de todos los tamaños y un telón gigante, los riverplatenses cantaron durante todo el transcurso del partido. River no solo ganó adentro de la cancha, sino que también se impuso en las tribunas. Rosario se vistió de rojo y blanco, y el Millonario volvió a copar el interior del país.