Una vez más y tan solo una semana después de la eliminación en Brasil frente a Palmeiras, River vuelve a toparse cara a cara con un partido plenamente decisivo de cara a la recta final de un 2025 que no solo desde los resultados sino también desde los rendimientos individuales y colectivos viene surfeando por la banquina. El duelo ante Racing de mañana en Rosario tendrá mucho en juego desde lo emocional, tanto desde adentro como desde afuera de la cancha.

El termómetro de indignación y reprobación la gente semana a semana y a lo largo de los últimos dos años ha subido de manera sostenida, sobre todo por muchas de las maneras en las que River ha sido eliminado de las diferentes finales o competiciones que tuvo por delante. Y el pasado domingo tanto en la previa como en el post del papelón frente a Riestra los hinchas mediante silbidos y cánticos mostraron a pleno su descontento.

Es por esto que los ánimos llegan bastante caldeados en muchos aspectos por parte de la gente y de manera justificada, y más allá del resultado final ante Racing el hincha no toleraría ver un equipo que nuevamente muestre distracciones o inocencias imperdonables, o asimismo una elección de equipo inicial con apellidos que ya han demostrado no estar a la altura de las grandes citas.

Y si puntualmente de jugadores se trata, los once que salgan a la cancha más los que ingresen desde el banco tendrán una nueva gran oportunidad de empezar a revertir una imagen que hoy por hoy es de tintes oscuros. “Lo tomaremos como una final, y saldrán a la cancha aquellos que yo observe que tienen ambición. Intentaremos devolverle a la gente alguna alegría que no pudimos darle las últimas semanas”, sentenció Marcelo Gallardo sobre lo que se viene mañana, dejando bien en claro que los semblantes de estas horas serán decisivos para elegir a sus soldados.

La sortija emocional que River necesita agarrar de una vez por todas

River necesita hace mucho tiempo encontrar un partido bisagra y de despegue emocional en una fase decisiva, y la batalla de Rosario ante Racing será quizás la última chance del 2025 para conseguirlo. Por el peso del rival en sí. Porque hace falta una reacción inmediata después del cachetazo ante Palmeiras. Por todo el fuego cruzado de declaraciones que hubo en el mercado de pases respecto al tema Salas. Y principalmente porque este River necesita cerrar el 2025 ganando de mínima un título, y el hecho de dejar en el camino a Racing y plantarse ya en semifinales lo posicionará de manera inmejorable para eso.

Hay muchísimo en juego, y es hora de agarrar alguna vez la sortija para empezar a calmar las aguas y sonreír un poco. Porque además, más allá de la importancia de volver a dar una vuelta olímpica pronto, la clasificación a la próxima Libertadores todavía no está sellada y la vía de la Copa Argentina debe seguir estando vigente. Llegó la hora de despertar para todos.