El River “muleto” salió al cesped del Monumental con la responsabilidad de conseguir el triunfo que le permita mantener el liderazgo en la tabla del campeonato y darle descanso a muchos titulares de cara al choque clave del próximo jueves ante Libertad de Paraguay. El contexto para una tarde victoriosa no era sencillo. La cabeza está puesta en la Libertadores y hay casi una ley implicita en el fútbol que cuando se pone en la cancha una formación con tantas modificaciones, habitualmente el funcionamiento del equipo se resiente y la historia no termina bien. Y si a a eso le sumamos que los últimos dos empates sin goles frente a San Lorenzo e Independiente generaban la obligación de ganar como local, la misión no era tan sencilla. Sin embargo los jugadores suplentes pusieron la cara y sacaron adelante un partido que le significa a River quedarse con los tres puntos, convertir cuatro goles y dejar algunos apellidos encendidos a los cuales tener en cuenta en el partido de Copa.
Otra vez dos caras
Atacó muy bien y defendió muy mal. Esa puede ser la principal síntesis de un partido vibrante, de resultado cambiante y con un tramite de ida y vuelta. Hay cierta lógica para entender lo sucedido. Defender bien suele estar muy vinculado al tiempo de trabajo, de ensayo y a la coordinación de los movimientos. En cambio para atacar con peligro a veces alcanza con tener futbolistas en una noche inspirada y creativa. El talento suele imponerse mas desde una impronta individual qué de un beneficio táctico. Pasando en limpió es natural que un equipo que no juega con frecuencia funcione mejor en ataque que en defensa. Y eso fue lo que sucedió anoche. Sufrió el partido atras porque Kevin Castaño no dió la talla como 5 y jugó muy mal. Porque en su debut Juan Carlos Portillo mostró su larga inactividad y que necesita agarrar ritmo. Todo todo eso contagió de mala manera a Lautaro Rivero quién tuvo una actuación desdibujada luego de haberlo hecho bien la semana pasada en Avellaneda. Le hicieron 2 goles. Hubo otros 2 tantos que fueron bien anulados, pero que también demostraron que Jeremías Ledesma no estaba en su jornada mas segura.
Todo eso se logró maquillar porque adelante River estaba agresivo. Contó con un Juanfer Quintero preciso y un Nacho Fernandez dinámico, quienes le dieron juego al equipo para que las llegadas en el arco de Franco Petroli se repitan una y otra vez, todas con olor a gol. Regresó a la titularidad Sebastian Driussi y fue determinante. Por goles y por movimientos confirma que es un jugador indispensable para la idea que tiene el entrenador en la cabeza. Verlo tan pleno nos hace reflexionar y pensar ¿Hubiese sido distinta la suerte de River en el Mundial si no se lesionaba? Una pregunta sin respuesta y que hoy ya poco importa. Las ausencias del pasado no se pueden reparar, pero genera expectativa observarlo sano y recuperado para jugar todo lo que viene, sabiendo que puede ser una pieza clave en la estructura ofensiva del equipo. Debutó Bautista Dadin y lo hizo bien sumándose a esa buena camada de pibes del Club que amplian y le dan mas variantes a este plantel actual.
Todos estos futbolistas nombrados tuvieron una actuación destacada pero si hay que mencionar a quien la rompió toda sin dudas ese fue Giuliano Galoppo. Hizo todo bien. Fue un motor en la mitad de cancha. Jugó, corrió, pisó el área, generó faltas, hizo dos goles y participó positivamente en los otros dos. Tuvo su mejor actuación con esta camiseta. Cumple con esa virtud ofensiva de ser un volante que siente el gol como parte de su juego y es capaz de aportarle una interesante cuota por temporada al equipo. Ya anotó contra Instituto en este Torneo y lleva 5 goles en lo que va del 2025. Las lesiones en el primer semestre atentaron contra su continuidad y eso generó que pierda terreno como titular. Hoy en este buen momento, con ese ida y vuelta intenso siempre necesario y su capacidad goleadora, parece pedir a gritos un lugar en la formación inicial frente a Libertad.
Las conclusiones que se llevó Gallardo para el jueves
No tengo la sabiduría del Muñeco ni la posibilidad de trabajar con los jugadores dia a dia como lo hace este muy buen cuerpo técnico que hoy tiene de River. Ellos sabrán diagramar la mejor estrategia y diseñar el mejor equipo posible para que el jueves a la noche todos estemos muy felices. Dicho esto igualmente me animo a jugar a ser DT por un rato y armar mi equipo ideal para ganarle a los paraguayos: Armani, Montiel, Boselli, Paulo Diaz y Acuña: Fernandez, Enzo Perez, Galoppo y Quintero; Colidio y Driussi. Afortunadamente para todos nosotros no soy el tecnico y nunca lo seré pero pienso en esos apellidos como una formación lógica teniendo en cuenta el presente de los jugadores que integran el planel y la urgencia de ganar que tenemos.
El jueves no se puede fallar. Esta claro que quedarse afuera en octavos de final representaría una eliminación demasiado temprana y una frustración enorme. La gente que colmó el Monumental gritó por la Libertadores. Las posibles expectativas de conquista de esta Copa las podremos ir debatiendo si son muchas o pocas teniendo en cuenta los posibles rivales mas adelante. Eso será tema después del jueves. Ahora River debe y tiene que clasificar. No se acepta otro resultado. Es necesario que aparezca el espíritu copero y la convicción futbolistica para vencer a un rival carente de una jerarquia que pueda ponernos en aprietos, pero al cual no se lo pudo vencer en el partido de ida. Quedan 90 minutos y la historia está 0 a 0. Será una nueva batalla copera en casa y el empuje desde las tribunas esta garantizado. No se puede decepcionar a la gente. Los que salgan a jugar deberán dejar la vida. No es una exageración. Eliminar a Libertad en una instancia de Octavos de Final no es épico ni será histórico. Es nada mas y nada menos lo que se debe hacer. No es subestimar. Es confiar en River y entender que este plantel se armó para pelear y conseguir los grandes objetivos. Entre ellos la 5ta Copa Libertadores de la historia. Ahora hay que demostrarlo !!