River y Nacional protagonizaron un clásico partido de Copa Libertadores, con las mañas y los exhabruptos de los viejos tiempos. Dentro del campo de juego, el conjunto local aprovechó la permisividad del juez del partido para abusar del juego brusco y al límite del reglamento. Y fuera del verde césped, también se vivieron episodios lamentables, teñidos de violencia.

En lo que respecta estrictamente a los hinchas de River, los primeros incidentes comenzaron cerca de la zona de la Terminal de Tres Cruces, donde hubo un choque con un grupo pequeño de simpatizantes de Argentinos Jrs que llegaron a Montevideo para presenciar el partido frente a Racing de Uruguay. Más allá de estos hechos aislados, los fanáticos del Millo vivieron la previa en paz.

En el ingreso al Gran Parque Central tampoco hubo mayores inconvenientes. Algunos hinchas optaron por llegar bien temprano, sabiendo que las puertas del estadio abrieron cuatro horas antes del inicio del encuentro. Sin embargo, el grueso de la gente de River llegó en una extensa caravana y a pie, desde Fuente Luminosa y las canteras del Parque Rodó.

Durante el partido tampoco se registraron incidentes. Más allá del clásico intercambio de cantitos y el folclore habitual, hubo un comportamiento casi ejemplar en las tribunas. La única situación que generó cierta molestia fue la espera que debieron sufrir los hinchas luego del partido, ya que estuvieron una hora demorados dentro del Parque Central hasta la total desconcentración de la parcialidad local. La salida del público millonario se produjo una hora después, por disposición policial.

Lo que no se vio de Nacional vs. River: incidentes, piedrazos y corridas luego del partido

La salida de los hinchas de River del Gran Parque Central estuvo acompañada por algunos incidentes y una situación bastante confusa. Un grupo de simpatizantes de Nacional, ubicado estratégicamente en una de las esquinas que daba a la salida de la gente del Millo, comenzó a arrojar piedras y botellas contra la parcialidad del Más Grande. Los de River respondieron y el público del Bolso, que nada tenía que hacer en ese lugar, terminó corriendo y dispersándose.

La historia no terminó ahí. Cuando los micros con los hinchas de River se estaban retirando de las adyacencias del estadio, algunos de los omnibus recibieron el impacto de algunos piedrazos y proyectiles. Uno de ellos sufrió la rotura del vidrio parabrisas, del lado del conductor. Los hinchas que iban en esos vehículos debieron ser reubicados en otros micros y así llegaron hasta la frontera. Luego, debieron esperar largas horas hasta la llegada de un nuevo rodado. Llegaron a Buenos Aires recién este miércoles, pasado el mediodía.