Todavía restan 13 partidos para River en la Superliga, pero a esta altura da la sensación de que es prácticamente imposible ilusionarse con la vuelta olímpica. Esta noche perdió 1-0 ante Defensa y Justicia, de manera tal que no pudo achicar la diferencia de 17 puntos que mantiene con Racing, el único líder del campeonato. Y si bien es cierto que hay 39 unidades por delante para el Millonario, teniendo en cuenta que debe tres compromisos e incluso se tendrá que enfrentar a La Academia, la realidad indica que solamente un milagro podría poner al equipo en la lucha.

River tuvo una actuación irregular frente a El Halcón. Tan irregular como un campo de juego cuyo estado dejó mucho que desear. De ninguna forma es una excusa porque el conjunto de Florencio Varela también se caracteriza por el buen trato de la pelota. Sin embargo, en un contexto de resultado desfavorable luego del gran tiro libre ejecutado por el paraguayo Matías Rojas, el césped lógicamente atentó contra la necesidad del elenco que dirige Marcelo Gallardo. El balón saltó como si tuviera un sapo, un conejo y toda la fauna junta. Para colmo, habrá otros dos encuentros en siete días, razón por la cual el asunto permanecerá sin solución.

 

Lo cierto es que River estuvo en desventaja desde los 23 minutos del primer tiempo y no pudo alcanzar un empate que le permitiera aunque sea sumar un punto. El Muñeco dispuso un 4-3-3 flexible, con Juan Fernando Quintero en la banda derecha, acompañando a Rafael Borré -centrodelantero- y Lucas Pratto. Los colombianos fueron los únicos que le dieron al Más Grande la esperanza de arrimarse a la igualdad, pero se hizo imposible entre la falta de puntería y algunos desvíos en el trayecto de los remates.

 

Inexorablemente se puede caer en la tentación de hablar de un equipo relajado, sin motivación inmediata y todo el libreto propio de la coyuntura posterior al éxito histórico frente a Boca en la Copa Libertadores, pero en verdad hubo un rendimiento que sumó imprecisiones para los pases, fallas en el control de la pelota -el terreno tuvo mucho que ver- y ausencia de ideas en determinadas circunstancias. Pese a que los volantes y atacantes se asociaron, Defensa -está segundo e invicto- supo hacerle honor a su nombre durante todo el segundo tiempo, cuando jamás pudo patear al arco de un Franco Armani que solamente tuvo una tapada antes del gol.

 

A 17 puntos de Racing, River comenzó a despedirse de la Superliga. Es cierto, matemáticamente existen chances, pero el propio Gallardo, después del 1-0 sobre Nacional de Montevideo, recalcó la importancia de terminar lo más arriba posible en la tabla de posiciones, lejos de mencionar la idea de pelear por el título. Hoy resulta una utopía. El plantel es corto, no halló herramientas a través de los cambios y sabe que a partir del 6 de marzo empezará a defender la corona en la Libertadores. Hasta entonces, la misión del Millonario es acumular unidades para escalar en la clasificación.