La explicación de por qué River ganó en el Bajo Flores tiene nombre y apellido: Enzo Nicolás Pérez. Sí, el gol lo hizo Mammana, otro de muy buen partido, pero el desempeño del capitán en la cancha fue simplemente excepcional durante los 90 minutos. Fue el sostén de sus compañeros en los momentos donde San Lorenzo parecía estar cerca del empate, entendió a la perfección el chip con el que debía jugarse (correr, meter, pelear, trabar) y fue fundamental en muchos de los ataques del equipo.

Porque cuando las papas queman, son pocos los que logran tener la cabeza fría para afrontar partidos decisivos y uno de ellos es Enzo, sobre quien luego se apoyan casi todos los jugadores del plantel. El mendocino corrió hasta que no pudo más y la imagen viral con la lengua afuera y sonriendo una vez que terminó el partido en el Nuevo Gasómetro retratan a la perfección todo el desgaste que hizo.

Además, tuvo una injerencia determinante en muchos de los ataques de River. Buscó seguido a Barco con pelotazos cruzados que lastimaron a la defensa del Ciclón y "asistió" a Mammana en el único tanto del partido, con un centro peligroso que Giay despejó hacia el medio y luego el central capturó para definir y desatar la locura de todo el banco de suplentes.

Tuvo una efectividad del 88% en sus pases (73/83 acertados), cinco de los seis cambios de frente que intentó llegaron a un compañero, dio dos pases clave, ganó en las alturas (5/7 duelos aéreos), tuvo dos entradas y dos intercepciones. Fue el sostén y el respirador de River en una tarde que, en la previa, era trascendental y que con el resultado puesto terminó siendo aún más importante. Que seas eterno Enzo...