Con Papu Gómez por Di María como único cambio, el inicio del partido en el estadio Ahmad Bin Ali fue similar que frente a Polonia, con Argentina plantada en campo rival (Julián por derecha o centralizándose cuando Messi bajaba), manejando la pelota y buscando por los costados, con diagonales de Papu Gómez o bochazos largos para Molina. Australia con dos líneas compactas, juntas y apelando al foul constantemente para cortar los circuitos de juego.

Pasaron los minutos, bajó un poco la intensidad y el trámite se hizo algo tedioso para ambos equipo: poca presión en salida (la de Argentina muy descoordinada), lo que permitía posesiones largas de ambos (Australia recién tuvo la primera a los 22 minutos y a partir de ahí se adelantó varios metros). Mac Allister recibiendo mucho de espaldas, De Paul nuevamente algo impreciso y Papu Gómez sin sorpresa hicieron que la Albiceleste, con poco cambio de ritmo y profundidad, dejara de inquietar como en el inicio.

Faltaba gambeta, faltaba juego, faltaba pared. Y apareció la pared, construida por el 10, quién sino. Mac Allister se animó a romper líneas con el pase, toque sutil de Otamendi dentro del área y zurdazo de Messi al segundo palo, de esos que se cansó de ensayar en Barcelona y PSG, para poner el 1-0 cuando el trámite estaba cada vez más áspero y costaba desequilibrar.

En el arranque del complemento, Scaloni mandó a la cancha a Lisandro Martínez por Papu Gómez: línea de tres centrales, Acuña y Molina con más libertades para soltarse y lo mismo para Enzo Fernández, que tuvo un correcto primer tiempo pero demasiado metido entre los centrales. Argentina, lejos ser voraz y buscar el segundo, optó por controlar el juego a través de la pelota y obligar a los australianos a salir.

Antes de que Australia pudiera intentar algo en ofensiva, llegó el 2-0 para la Selección. Tanto correr y tanto esforzarse iba a traer recompensa para Julián: presión coordinada por primera vez en toda la noche (junto a De Paul), el arquero Ryan se equivocó, la Araña robó y definió tranquilo con el arco a su merced para aumentar la diferencia. Segundo gol en mundiales para el orgullo de todos los riverplatenses.

La línea de cinco volvió a ser un acierto absoluto: Argentina se soltó, aparecieron los espacios y volvió a imponerse "La Nuestra", con toques cortos para llegar lejos, con precisión, con asociaciones en menos metros, con movilidad. A los 70 salió Julián (aplaudido por todo el estadio) y Acuña, para darle lugar a Lautaro Martínez y Tagliafico.

Cuando parecía que el encuentro ya estaba liquidado y solo faltaba ver si era goleada o no, un remate de Goodwin que se iba a las nubes terminó desviándose en Enzo Fernández y se metió en el arco. Australia sacó fuerzas de donde no tenía y un rato después casi lo empata pero apareció un milagroso cruce de Licha Martínez en el área chica, a lo Mascherano con Robben en 2014. Era todo tranquilidad y apareció la incertidumbre, así de cruel es el fútbol.

Argentina no lo pudo liquidar y le sobraron chances en el tiempo de descuento. Hubo espacios por todos lados, Lautaro tuvo cuatro, Messi tuvo otra y no quiso entrar. Australia no volvió a inquietar y la Albiceleste mereció hasta golear. Colosal partido de Enzo Fernández y De Paul, soberbio ingreso de Palacios y una sufrida clasifiación a cuartos de final. Y sí, así se disfruta más. ¡ARGENTINA ENTRE LOS MEJORES OCHO!

FORMACIONES

Argentina: Emiliano Martínez; Nahuel Molina, Cristian Romero, Nicolás Otamendi, Marcos Acuña; Rodrigo De Paul, Enzo Fernández, Alexis Mac Allister; Papu Gómez, Julián Álvarez y Lionel Messi. DT: Lionel Scaloni.

Australia: Matt Ryan; Milos Degenek, Harry Souttar, Kye Rowles, Aziz Behich; Mathew Leckie, Aaron Mooy, Jackson Irvine, Craig Goodwin; Riley McGree, Mitchell Duke. DT: Graham Arnold.

ÚLTIMO PARTIDO DE ARGENTINA